La pasión por las palabras: cómo Quevedo se convirtió en uno de los grandes poetas barrocos

Hoy nos adentraremos en el mundo del Barroco y descubriremos cómo un hombre apasionado por las palabras se convirtió en uno de los grandes poetas de la época. Hablaremos sobre Francisco de Quevedo, su vida y obra, sus vicios y virtudes que lo llevaron a escribir algunos de los poemas más conocidos e influyentes del Siglo XVII.

Introducción al barroco

El barroco es un estilo artístico que se desarrolló a finales del siglo XVI y principios del XVII.

El barroco es ampliamente considerado como el último estilo del Renacimiento.

El poeta español Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) es uno de los grandes representantes del barroco.

Libro recomendado de Quevedo «La Historia de la Vida del Buscón,: llamado Don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de tacaños», de Francisco de Quevedo.

Quevedo

Nació en Madrid en 1580, en pleno apogeo del movimiento literario llamado «Siglo de Oro».

Durante este periodo, España estaba experimentando un gran florecimiento cultural, económico y político. Quevedo fue testigo de estos cambios dinámicos y reflejó su mundanidad y complejidad en sus poemas.

El barroco, como estilo artístico, se caracteriza por su uso exagerado de ornamentación y elementos clásicos. Esta tendencia a la elaboración llevó al desarrollo de una obra artística que hace uso de los recursos visuales para lograr un efecto teatral.

La exuberancia en la composición es reflejo del movimiento barroco que se preocupaba más por el «efecto» que por la «forma». El estilo buscaba generar emociones intensas y provocativas en el público mediante la manipulación de elementos como el color, la luz y el movimiento.

Estos mismos recursos fueron adoptados por Quevedo, quien exploró nuevas formas de poesía e incluso introdujo juegos fonéticos para agregar más profundidad a sus trabajos.

En conclusión, el barroco es un estilo artístico caracterizado por su ornamentación exuberante y uso de elementos clásicos. Fue desarrollado a finales del siglo XVI y fue adoptado por el poeta Francisco de Quevedo y Villegas, quien lo explotó para lograr ciertos efectos emotivos en sus poemas.

La vida de Quevedo: infancia, formación y viajes

Francisco de Quevedo nació en el seno de una familia aristocrática. Su padre, Juan López de Quevedo y Villegas, era abogado del Consejo de Castilla y amigo íntimo del duque de Alba. Su madre, Francisca Pacheco, era sobrina del pintor Alonso Sánchez Coello.

Desde muy pequeño demostró un gran talento para la poesía y las letras.

A los cinco años ya sabía leer y escribir y a los diez compuso su primer poema. A los doce años ingresó en el colegio imperial de San Clemente, donde estudió latín y griego. Allí fue compañero de estudios del futuro rey Felipe III.

En 1600 viajó a Italia con su tío Juan Pacheco, arzobispo de Toledo. En Roma conoció al cardenal Borja y al papa Clemente VIII. Durante su estancia en Italia escribió varios poemas satíricos contra Borja, lo que le valió una orden de arresto. Por esta razón regresó precipitadamente a España.

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Tras su regreso, viajó por toda la Península con el propósito de mejorar su educación. Se hospedó en la corte de los duques de Osuna y luego fue a Valladolid, donde ingresó en la Universidad. Allí aprendió leyes y filosofía y comenzó a escribir sus primeras obras literarias.

A partir de 1609 vivió principalmente en Madrid, donde mantuvo una relación muy cercana con el rey Felipe III. En 1613 se casó con Francisca Díaz de Haro, pero la relación no fue feliz debido a la infidelidad constante del poeta.

Quevedo murió el 8 de septiembre de 1645, después de haber recibido honores y prestigio como poeta y escritor universalmente reconoc ido.

Las obras de Quevedo

Entre sus poemas más destacados se encuentran «Historia de la vida del buscón» (1626),  y «La hora de todos y la fortuna con seso» (1633). En cuanto a sus ensayos, son particularmente célebres «El sueño de la muerte» (1627) y «Desengaño de las mujeres» (1632).

Quevedo fue un crítico feroz de la sociedad de su época, lo que le valió muchos enemigos. Pero también era capaz de ironizar sobre sí mismo, lo que hace que su obra sea aún más atractiva para el lector moderno.

En suma, Quevedo fue un escritor de amplia producción, que abordó los géneros más variados con profundidad y maestría.

Su obra sigue siendo relevante hoy en día, como testimonio del Siglo de Oro español.

Su influencia en la literatura española

El impacto de Quevedo en la literatura española es innegable. Su estilo personal y único, así como su vasta erudición, lo convirtieron en una figura dominante del panorama literario del siglo XVII.

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Sus poemas, satiras y obras de crítica social e inteligencia brillante han influido a muchos escritores posteriores, tanto dentro como fuera de España. En particular, su ironía mordaz y sus ataques a la hipocresía de la nobleza y el clero resonaron profundamente entre los lectores españoles contemporáneos, que estaban cansados de los sermonizadores moralistas y las composiciones insulsas que parecían proliferar en aquella época.

Aunque algunos de sus contemporáneos lo criticaron por ser demasiado erudito o por supuesto excesivamente crítico, el genio de Quevedo sigue siendo evidente para cualquiera que lea sus obras maestras con atención.

Además de ser uno de los mayores poetas españoles, Quevedo también fue un importante prosista. Su obra, la Historia de la vida del Buscón, es considerada una de las primeras novelas modernas españolas y ha influido a escritores posteriores. El novelista argentino Jorge Luis Borges también reconoció la influencia de Quevedo en su propia obra, al igual que muchos otros escritores latinoamericanos.

Los temas recurrentes de la obra de Quevedo

A lo largo de su carrera, Francisco de Quevedo abordó una gran variedad de temas en sus escritos.

Sin embargo, algunos temas aparecen una y otra vez en su obra, demostrando su fascinación por estos particularmente. Estos temas recurrentes incluyen la muerte, el tiempo, el amor y la religión. A menudo utilizaba estos temas para explorar las grandes cuestiones filosóficas que le preocupaban, como la naturaleza del hombre y el significado de la vida.

La muerte es un tema que aparece en muchas de sus obras. A menudo utiliza la muerte como un recordatorio de la brevedad y fragilidad de la vida humana. En varias ocasiones, también explora los temores relacionados con la muerte, como el destino del alma inmortal tras la desaparición física.

El tiempo es otro tema importante en su obra. Explora cómo el paso del tiempo influye en todos nosotros, así como cómo los recuerdos pasados pueden seguirnos a través de nuestras vidas. También reflexiona sobre los aspectos contradictorios del tiempo; por ejemplo, el hecho de que podemos sentir que el tiempo se desliza entre nuestros dedos, pero que nunca podemos recuperarlo un a vez perdido.

El amor también es un tema importante para Quevedo. A menudo lo usa como metáfora para explicar nuestra búsqueda de la felicidad y la satisfacción en el mundo material. Explora cómo el amor puede conmover nuestras emociones más profundas, y cómo nos afectan las relaciones personales que hacemos durante nuestras vidas.

Finalmente, la religión es otro tema recurrente en su obra.

A menudo explora el papel de Dios en nuestro mundo, así como el significado de la fe cristiana. Utiliza estos temas para explorar cuestiones más amplias acerca de la naturaleza humana y nos recuerda los límites del conocimiento humano al abordar tales preguntas filosóficas profundamente teológicas.

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