Cuando eres feo y otros relatos – Juan J. Montero

EL ESCRITOR

Cuando eres feo y otros relatos

«Algunos gilipollas me han preguntado si todo lo que
escribo sale de mí, que si este cuento o este otro está basado en algo que realmente me define, que si soy yo. Siempre les respondo lo mismo:
—De ese culo tuyo sale mierda casi todos los días, ¿eres tú la mierda que sale de tu culo?
Y entonces los muy imbéciles se indignan y me critican:
«Es un grosero». Y la crítica lo recoge, y lo ponen en los
periódicos, y todo el mundo habla de lo grosero que soy.
Pero a la gente le gusta oír lo que dicen los groseros,
porque los «no groseros» no dicen nada. Y entonces,
vendo muchos más libros, y mi editor me pasa algo de
pasta. Así que no tengo que trabajar en un empleo de
esos aburridos para ganar cuatro chavos, sino que puedo
dedicar todo mi tiempo a escribir libros groseros que luego
leerán los gilipollas que madrugan y me preguntan si todo
lo que escribo sale de mí.»

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Editorial autografía

La Casa del Libro

Un relato del libro:

EL CARTERO ANIMALISTA

Al llegar el cartero, el perro salió corriendo y le mordió
en las piernas. No le hizo daño, eran de madera. Las
buenas, las de carne y hueso, ya se las habían destrozado a
mordiscos hace tiempo.
Normalmente soltaban enseguida, al hincar el diente
y notarlas duras y secas, se arrepentían de haberlas
mordido. Sin embargo, para sorpresa del cartero, este
perro no soltó al sentir que eran de palo, sino que siguió
unido, enganchado por sus colmillos. El cartero no quiso
separarlo, sentía lástima (era un precioso cachorro de
bulldog), y continuó repartiendo la correspondencia.
Con el perro sujeto por los dientes a su pierna llegó a
la siguiente casa. Estaba metiendo un par de cartas en el
buzón cuando en lo alto de un olmo vio a la lechuza. Hacía
tiempo que la había visto. «Seguro que se ha fijado en mi
cabeza, en la coronilla calva y en el pelo algo rizado, y le
ha parecido un buen lugar para anidar», pensó. Entonces,
la lechuza abrió sus alas y el cartero notó que se le puso
encima. «¿Quién puede ser tan cruel de echar a un pájaro
de su nido?», se dijo, y continuó con su ruta.
Con el perro enganchado a su pierna y la lechuza
anidando en su cabeza le costaba mucho caminar. Decidió,
extenuado, pararse en un peñasco a tomar aliento. «Ya no
puedo más», suspiró en alto. Y para su sorpresa, al abrir la
boca, una serpiente la confundió con una acogedora cueva
y se introdujo en sus entrañas. El cartero ya no era capaz
de respirar, pero tampoco la echó de su interior. «Sería
injusto —pensaba—, o todos o ninguno». Entonces, tras
disculparse con el cachorro de bulldog, con la futura madre
lechuza y con la serpiente de sus entrañas, dejó de vivir. Su
alma se separó del cuerpo y subió rápidamente al cielo. Se
fue orgulloso; sabía que pronto su carne iba a alimentar a
los gusanos.

Corto de un relato

De unos de los relatos con título La sopa se ha realizado este corto El honor – Dirigido y protagonizado por David Planell y Óscar de la Fuente.

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